Carta a una vieja amiga

Hola soledad, vieja amiga ¿Qué tal estas? Perdón por haber tardado tanto en escribirte, estaba intentando recomponer los pedazos de mi amarga vida, ¿Qué cómo va? Bueno ya sabes, tres pasos hacia adelante, cinco hacia atrás, a veces parece que incluso me muevo en círculos, parece una eterna maratón sin llegada a la meta.
Que sepas que yo lo sigo intentando, me levanto día a día y procuro mirarme en el espejo aunque haya días que ni si quiera me reconozca en el reflejo, intento dormir todo lo que puedo pero sobretodo descansar, intento sonreír un poco todos los días aunque no apetezca o aunque no sirva, también he de decir que me siento mucho menos sola y ahora salgo un poquito mas de casa y cuando no puedo abro la ventana y contemplo el cielo azul. Ahora esta lloviendo y me he puesto a llorar, no pasa nada, solo es.... que ya sabes lo que nos gustaba la lluvia a las dos, la de veces que soñaba que fuera en la calle y no en mi cabeza donde cayeran las peores tempestades. Creo que ahora quiero salir a bailar bajo la lluvia, que estupidez, sigo bailando como un pato mareado.....
También debes de saber que a pesar de todo el esfuerzo, la mitad de veces mi árbol no da ni una triste hoja, esto está siendo muy difícil y aveces tengo que usar las manos de los pies para llevar la cuenta de los días malos, sigo atemorizada de todo lo que me rodea, escondiéndome debajo de la cama para llorar como cuando era niña y huía de los monstruos, a veces pienso en abandonar, tirarlo todo y echarme a volar a otro lugar, alzar mis alas y buscar otro lugar donde no tenga que esconderme y pueda ser yo misma.
No te preocupes, mientras me quede un atisbo de esperanza hay de mi para rato, sigo luchando con mi espada y mi escudo, yo sola frente al mundo.
Te añoro soledad, pero no vuelvas, estaré bien,

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