Solo abrázame y no me sueltes

Le mire a los ojos a la muerte y ella solo me sonrió, no hizo falta ningún gesto más, solo quería abrazarla y que ella me reconfortara con su manto pero una vez más algo dentro de mi se ató al pesado hilo que es la vida. Quizás esto es obra de las Moiras, quizás Láquesis decidió que el hilo de mi vida tuviera una larga distancia, o puede que sea Átropos quien se niega a liberarme cortando el hilo y poniendo fin a mi Hades particular. Sea como fuere, por mucho que deseé acabar con todo, hay algo dentro de mi que lo impide, que se aferra a la vida sin intención de soltarla, un cruel castigo de mi yo interior el no querer darme esa paz, ese estado de ataraxia que tanto deseo tener y que solo encontraré a través de dejar de respirar, de dejar de sentir.

No recuerdo si mis manos temblaban al coger las pastillas, tampoco creo que salieran lagrimas de mis ojos, no me importaba, no me importa, no vacile ni un segundo y me introduje todas las que pude y mas en mi boca, tampoco sentí nada mientras las tragaba una por una, solo me tumbe en mi cama, cerré los ojos y espere a que aquella vieja conocida a la que ansiaba tanto ver apareciera, la muerte. Ella es... fría, muy fría, tanto que ese frío se convierte en calor y solo quieres sentir sus brazos rodeándote, que no te suelte y te invada de ese calor gélido que trasmite, pero como si de un sueño se tratará se alejaba de mis brazos como si una fuerza superior la hiciera retroceder, mi mente gritaba, mi cuerpo sudaba, las lagrimas caían sistemáticamente, tuve que haberla agarrado, tuve que haber sentido su ser dentro de mi y una vez más, se fue como si nunca hubiera venido a visitarme.

Es un castigo, si, no se si divino, pero es mi penitencia el seguir aquí, el no poder o el no saber desaparecer, que triste es ansiar algo que sabes que ocurrirá pero que no puedes adelantar, que triste es querer que me envuelva la muerte con su manto y desaparecer, que triste es que mi objetivo en la vida sea no tenerla, triste, triste, triste, como yo, como todo lo que soy, como todo lo que me rodea.