"Tu verdadero yo será el que realice una metamorfosis"

Era como un hermoso cisne blanco, su tenue piel blanca, esa delicadeza en cada movimiento de su cuerpo, tan vulnerable como el cristal, su timidez y perfección al bailar ...  incluso el largor de su esbelto cuello se asemejaba al plumaje de esta ave. Sin embargo, a pesar de toda la pureza que la irradiaba deseaba escapar, anhelaba la libertad, el sentirse viva.

Había bailado al son de Chaikovsky con toda la delicadeza y perfección que el cisne blanco desencadenaba, en la última pirueta dada cesó al ser interrumpida y las palabras que oyó se quedaron marcadas dentro de su ser como astillas en los dedos.
 "Yo sabía que el Cisne Blanco no sería un problema. El verdadero trabajo sera la metamorfosis en su gemelo malvado ".



Necesitaba a toda costa convertirse en su alter-ego, liberar toda esa frialdad de su cuerpo y sacar el fuego a relucir que escondía en el interior, poder dejarse ir, adoptar tanto el bien como el mal y hacerlos uno, soltar las cadenas que llevaban años impidiéndole volar, sumergirse en la danza y que esas alas negras hablaran por si solas.

Sin embargo, toda fuego acaba consumiéndote y la pequeña bailarina tras haber sido apagada toda la luz de su alma, se levantó como un enorme y amenazador cisne negro. Las alas negras empezaron a surgir sobre su espalda provocando un dolor punzante, intento arrancarse cada pluma pero fue en vano, las alas habían penetrado en ella, no solo dándole un placer estremecedor, si no también tomando cualquier ápice de su vida.

Lo había logrado, había sido perfecto, por fin era aquel maravilloso cisne negro. 

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